En un mundo de aspecto lóbrego y amenazante: niños-coche, niñas-tractor, niños-pistola. ¿Humanos mutando a máquina o máquinas en rápida evolución hacia la condición humana?
Sea como fuere, estos niños de físico desmantelado, como huidos del desguace, guardan consigo toda la bondad y la inocencia, la pureza de corazón que un día supusimos para los niños de los humanos. Abandonados a sí mismos en un mundo en proceso de demolición, obligados a cuidarse mutuamente de la ruina y
la muerte que propagan los adultos, estos niños-máquina bombea un corazón inmenso bajo la piel de chatarra.