Cuenta la leyenda que en el sur de Francia, en los albores de 1450, tres jóvenes de gran pureza hicieron tres promesas que, aún pronunciadas desde el amor y el sacrificio, iban a abocarlos irremediablemente a la Oscuridad. Así fue como Adrianne, la más pura entre las almas de la época, una joven que jamás había conocido la maldad, se vio empujada a entregar su alma al Maligno para salvar a quien más amaba. Pero su sacrificio nunca fue suficiente, y los hados iban a llevarla a una situación funesta en que tendría que decidir cuánto más estaba dispuesta a dar para salvar no sólo a quien amó en su inocencia, sino también a quien amaba con la oscuridad de su alma. Y, mientras tanto, un pueblo iba a ser testigo de la lucha entre el Bien y el Mal, pero no todos sobrevivirían. Porque... el Mal no iba a conformarse con tres almas, si podía someter a toda la humanidad.