La relación de hechizo que se establece entre Martin, dibujante en crisis permanente, y su exuberante modelo Tina, mucho más joven que él, da lugar a una historia de encierro, frustración y pasiones contenidas. Con el grafismo impúdico y carnoso que caracteriza su obra y apenas ocultando las presumibles raíces autobiográficas del relato, Dave Cooper presenta un drama romántico excitante y patético a partes iguales. Flujo pone en escena el juego de poderes que subyace en toda relación y lo adereza con fantasías de culpa, dominación, fluidos corporales y pizza a domicilio. El resultado es un tebeo rotundo y colmado de sexo, mucho más que erótico y rebosante de inmediatez física. Morbo en estado puro.