Un libro que, de la mano del creador de Cálico electrónico, da voz a los animales, que se dirigen al lector para decirle que deje de verlos como meras cosas, como objetos de adorno, mercancías, productos industriales...; que son seres que sienten, sufren, disfrutan, se emocionan, lloran y ríen como él. Servido con ironía y ciertas dosis de incorrrección política, constituye un llamamiento a tomar conciencia de una realidad a la que no se le suele prestar la atención que merece.