Unos misteriosos merodeadores se presentan en
la casa del Prefecto Létoile buscando una gruta de la que nadie ha oído hablar. Para poder buscar a sus anchas, toman como rehenes a los niños. Alertado, Jhen decide acudir en ayuda de sus amigos y consigue el apoyo de los monjes de la abadía vecina. Los malhechores llevan consigo un pergamino del que Jhen se apodera y que parece probar la existencia de un tesoro oculto por los templarios