Un hombre muerto. Una caja fuerte abierta. Un banquero que se niega a presentar una denuncia de robo y quisiera que la investigación del homicidio fuese... lo más discreta posible. Un inspector que no cederá ante el muro de silencio del que sabe rodearse un poderoso.
Los negocios ilegales de la banca, la corrupción en las altas finanzas y la traición de los ideales en una novela policiaca y criminal de ritmo trepidante. En la entrada, los cuerpos sin vida del vigilante y los perros. En el estudio, la caja fuerte abierta. Y ante sí, el inspector Joel Franco tiene a Ramiro de Sá, presidente del respetabilísimo Banco Global, quien niega rotundamente que hayan robado en su casa e insta a los policías a marcharse cuanto antes. Un hacker conecta el ordenador y envía un correo a una mujer a la que nunca ha visto. El robo de las joyas ha dado un fruto inesperado. Algo que ha escapado a la atención de sus colegas accidentales. Algo que ella lleva tiempo buscando para saber qué ocurrió años atrás. ¿Qué hacía un pasaporte de la antigua Unión Soviética en la caja fuerte de un discreto banquero portugués? ¿A qué obedece la escalada de violencia en los bajos fondos? ¿Qué impulsa a un ex agente del KGB que procuró borrar su rastro a tomarse ahora la justicia por su mano? ¿Y qué puede hacer un simple inspector ante el muro de silencio del que sabe rodearse un poderoso? Por dinero, se traicionan los ideales. A largo plazo eso siempre se paga. Y justifica ciertos actos.
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