Por fin Minori y
Akira han podido hacerse novios, y encima falta poco para que viajen a Italia por estudios... Pero aunque debería estar contenta, Minori no puede quitarse de la cabeza el hecho de querer superar a Eiji Hinagata. Entonces, cuando le enseña a
Akira unos diseños que hace para la "Fiesta del Arta", él le hace saber que algo se hace movido por el odio y el rencor no tiene ningún valor.