La Tierra, tras el gran impacto del meteorito Willbe, se ha convertido en un paraíso apocalíptico en el que los recursos escasean y la supervivencia se hace cada vez más difícil. Otomo y su superior Utsumi, a duras penas, se encuentran con un campo de refugiados en el que el egoísmo campa a sus anchas, pese a que Otomo intenta lo indecible por ayudar a que el desastre no sea aún mayor. En este segundo tomo de Breakdown, Takao Saito demuestra sin paliativos que su narrativa está a la altura de la gran categoría artística que atesora.