La historia parte del punto donde terminó la primera, con el propio Oesterheld (que se incluye a sí mismo como personaje, en un ejercicio de metaficción) parado ante
la casa de Juan Salvo, quien olvidó todo al reencontrarse con su familia, y que recibía a Favalli, Lucas y Polsky para jugar al truco. Oesterheld, en adelante "Germán" (el nombre que utiliza más habitualmente en la historia, su segundo nombre) entró a
la casa e insistió una vez más lo que Salvo le había contado, hasta que finalmente él también lo olvida todo. Se lo invita a jugar al truco con los demás, en una escena que imita la situación previa al comienzo de la nevada en la primer parte, que también es interrumpida. Pero no por la nevada:
La casa, junto a sus ocupantes, aparece de pronto en medio del campo, y Favalli, Lucas y Polsky desaparecen. Todos recuperan los recuerdos de la invasión, y Juan Salvo intuye que se encuentran en el futuro, un futuro lejano; y que la ciudad ya no está dado que había sido atacada con bombas nucleares durante la invasión. Salvo y Germán salen a la mañana siguiente a explorar los alrededores, encontrando a muchos animales mutados por la radioactividad de las bombas, pero en ese tiempo un Gurbo destruye la casa.