SAMIRANG, guerrera de los Hermanos de Sangre, todavía le echa en cara al hijo del demonio el no haber matado a tiempo a HYONUK. De haber acabado con el heredero del clan de los HWA, su raza se habría sumido en el caos y los HABEK, con la ayuda de los WIGUR, habrían aprovechado la oportunidad para rebelarse. Quizás hoy estarían más cerca de su liberación. Quizás hoy habrían dejado de ser los esclavos de las cinco grandes razas. Pero ya es tarde.
Ahora el SEÑOR HYONUK está fuera de sí. Y entre sus planes inmediatos está el acabar con todo lo que tenga que ver con los HABEK. Ahora ya sólo queda la posibilidad de contener el asedio brutal de los guerreros de la guardia real de HWA...