La vida espiritual no es una carrera especial que implique la abstracción del mundo de las cosas ni envuelve a sus iniciados en una calma sobrenatural, aislándolos del dolor y el esfuerzo cotidiano. La conciencia mística forma parte de la vida de cada hombre, y hasta que este no la haga realidad no puede decirse de él que sea un ser humano completo que ha entrado en posesión de todos sus poderes. Por ello, este libro no va dirigido al erudito ni al devoto, sino a todos aquellos que quieren saber qué significa el misticismo y qué tiene que ofrecer al hombre contemporáneo: cómo ayuda a resolver sus problemas y cómo armoniza con los deberes e ideales de su vida activa.
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