Una historia profunda, extraordinaria, que por momentos atenaza el corazón, y siempre, hasta el final, subyugante.
A los cincuenta y dos años, David Lurie tiene poco de lo que enorgullecerse. Con dos divorcios a sus espaldas, apaciguar el deseo es su única aspiración; sus clases en la universidad son un mero trámite para él y para los estudiantes. Cuando se destapa su relación con una alumna, David, en un acto de soberbia, preferirá renunciar a su puesto antes que disculparse en público. Rechazado por todos, abandona Ciudad del Cabo y va a visitar la granja de su hija Lucy.
Allí, en una sociedad donde los códigos de comportamiento, sean de blancos o de negros, han cambiado; donde el idioma es una herramienta viciada que no sirve a este mundo naciente, David verá hacerse añicos todas sus creencias en una tarde de violencia implacable.
Una historia profunda, extraordinaria, que por momentos atenaza el corazón, y siempre, hasta el final, subyugante: Desgracia, la última novela de J. M. Coetzee, no dejará indiferente al lector.
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