Imaginate que eres un elfo del dragón. los de tu raza han sido ladrones, asesinos y mercenarios desde hace siglos. Sois especialmente conocidos por vuestra crueldad y violencia, pero tú, destacas entre todos. Eres el cabrón más grande que hay en el continente de Môm, o al menos presumes de serlo. Primero actúas y luego piensas. Degollarías a cualquiera sin pestañear, especialmente si te pagan por ello. Imaginate que te llamas Quil. Por todo esto odias a Det. Imaginate que eres un humano de raza negra. Hijo de rey, te educaste entre dos mundos, la corte y el campo de batalla. Eres sigiloso y discreto a pesar de tu imponente física. Aprendiste a razonar antes de actuar. Por muy bajo que puedes caer, siempre quedará el viejo código de honor. En tu niñez te hablaron de antiguos dioses, de la formación del cosmos y de la relatividad de las ideas, pero pronto aprendiste en el fragor de una batalla el verdadero valor de la vida. Imaginate que te llamas Det. Por eso odias a Quil. Ahora imaginate que eres guionista. ¿Qué puede ser más divertido que unir de por vida a este par?