Gandarias tiene la sencillez del más profundo poeta japonés, y esto es lo más difícil de lograr y el deseo de todo poeta verdadero. Una poesía estilizada, desnuda, limpia de grandilocuencias. Ha podado en ella todo lo superfluo y lo innecesario, ha desechado todo lo accesorio para dejarnos el poema convertido en pura vibración, germen, latido. Como un esqueje sus versos resucitan una y otra vez en cada lectura; Javier Aguirre Gandarias es un poeta interminable. No me arriesgo al afirmar que nos encontramos ante el poeta más puro, tierno y cercano, que tenemos en el País Vasco. Es sin duda nuestro Poeta con mayúscula.
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