...Sobre todo disfrutaba con las palabras de la lluvia. Cada gota era un regalo secreto que las nubes dejaban a su paso ofreciéndole una mús ica diferente al golpear las piedras, los tejados o las hojas de los á rboles. Jugaba entonces a distinguir e inventar palabras, a recogerlas en su cuaderno y a imaginar la historia que le traía una tormenta, el viento húmedo del mar o las golondrinas. Pero su padre, hombre serio, veía a Nino escribir y le daba siempre el mismo consejo: -Presta aten ción al ganado. Las letras no dan de comer, las palabras se las lleva el viento...
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La cocina de Toto Murube |