Las palabras con las que Javier Vidal (Segovia, 1979) inicia su primera novela, sitúan al lector en un punto de partida paradójico y a la vez revelador del tema principal de la obra: la muerte y, en obligada consonancia, las vicisitudes de la vida. El suceso inicial desemboca en el viaje introspectivo de un protagonista que desafía los interrogantes más puramente existenciales desde un nuevo punto de vista, palpando con precisión cuestiones trascendentalmente humanas, con vocación reflexiva y con un notable ritmo narrativo.Aunque este tipo de novelas ofrezca siempre la posibilidad de asimilar al protagonista como alter ego de su creador, la profundidad en la descripción de las emociones hace inevitable percibir cierta esencia autobiográfica.
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