Desde hace varios años, Maria transcribe el recuerdo de lo que sueña cada mañana. Su costumbre se ha ido convirtiendo poco a poco en un asidero del que echar mano para la composición de sus letras. Con el paso del tiempo, estos sueños han ido ocupando más y más páginas de sus cuadernos. Al igual que ocurre con los sueños que no controlamos y que se van apoderando de nuestra vida como una enredadera en un jardín olvidado, éstos han acabado convirtiéndose en un cuento, o en un libro compuesto por muchos cuentos para leer en voz baja.