Barcelona tiene la habilidad de vivir inmersa en un revoltijo considerable. Los Juegos Olímpicos, el Fòrum, los okupas, las acampadas reivindicativas (precursoras del 15M), los precios que suben, la gente que pasa y las calles, que se quedan. La ciudad es un enjambre de pasiones. Unos la adoran. Otros la quemarían. Adrià Pujol se atreve a diseccionar, con inteligencia, perspicacia e ironía, la ciudad y el país.
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Noches perfumadas |