Akiva se convierte en un delincuente informático. Un chantaje le complicará la vida y le obliga a entrar en un edificio de una corporación bancaria para hacerse con datos de gran importancia. Allí mismo será capturado. La oferta que recibe a continuación convertirá su vida en algo que escapa completamente a su control, quedando el destino de la civilización en sus manos.