El crimen más horrendo es el asesinato. Sin duda. No hay nada más grave. Clint Eastwood dijo en "Sin Perdón", a través del personaje protagonista que él mismo interpretaba, William Munny: "cuando matas a alguien… no solo le quitas todo lo que tiene, también le quitas todo lo que hubiera llegado a tener". Paradójicamente, para los abogados penalistas, cuanto más horrible sea el crimen, cuanto más difícil sea la defensa del acusado, mayor es el reto, el desafío por hacer valer ante el tribunal, ante todos, aquello de que: "el acusado es inocente mientras no se demuestre lo contrario"; y que es preferible: "cien culpables en libertad que un inocente en prisión". En este magnífico libro se recuerdan, analizan y estudian crímenes atroces. Los autores lo hacen desde una triple perspectiva: la cinematográfica, la criminológica y la jurídica. Casi nada. No es tarea fácil y salen airosos.