La mirada de María, ocho años después Miguel Gallardo vuelve al universo de María y su relación con el mundo, relatando las cosas que permanecen iguales y las que han cambiado desde la edición de María y yo Siete años y medio después de la publicación de María y yo, Miguel Gallardo vuelve a mostrarnos la mirada de su hija, ya veinteañera, y su relación con el mundo. María vive todavía en Canarias, a 3 horas de avión de Barcelona, donde vive su padre. Ya no van de vacaciones a un resort “porque nos hemos cansado de los guiris. Ahora pasamos el verano en Barcelona y la Costa Brava”, apunta, divertido, Miguel Gallardo. Éste es un diario de las cosas que hacen y que les pasan durante ese mes y medio de verano que están juntos: “Todavía nos reímos mucho, hacemos listas y escuchamos la música que pincha María. María tiene TEA (trastorno del espectro autista) y sigue teniendo una sonrisa contagiosa y un sentido del humor especial. Han pasado 8 años desde que escribí y dibujé María y yo. María ha crecido y mucho, algunas cosas han cambiado, pero otras permanecen iguales, de todas esas cosas y del futurohabla este libro”, relata Miguel Gallardo .Desde su publicación, María y yo se ha convertido en un fenómeno. Ronda ya los 20.000 ejemplares vendidos únicamente de la edición en español, se ha editado en 9 idiomas más (ruso, francés, italiano, alemán, portugués, polaco, catalán, gallego y euskera), se alzó con el Premio Nacional del Cómic de Cataluña y cuenta con una celebrada versión en cine dirigida por Félix Fernández de Castro. Su publicación le ha llevado a Miguel Gallardo a dar charlas que ponen luz sobre el autismo por buenaparte de la geografía mundial, y es ahora, con María cumple 20 años, cuando vuelve para mostrar la evolución de la mirada. “Los mismos dibujos que ayudan a María a procesar el mundo a través de la claridad y la síntesis sirven para expresar sus emociones a quienes no entienden cómo funciona la mente de alguien que necesita desesperadamente controlar el entorno. Un libro delicioso. Una llamada a la comprensión hacia la sensibilidad particular de estas personas”. Antonio Lozano, La Vanguardia.