Angel de la Torre abre "El río es un decir" con una cita de Chantal Maillard sobre el poder del lenguaje. Esta decisión -en un autor en el que todos los gestos se reflexionan y se miden: aquí la intuición se llama sabiduría- establece las coordenadas de un libro en el que todo existe porque se ha nombrado. El mundo de Angel de la Torre se derrumba, recompone, tropieza. Si ocurre lo que ocurre, es el lenguaje el que ordena y permite. Una voz se dirige a otra; ambas al lector a un mismo tiempo. En este juego de personajes, ¿qué ocurre? Un río discurre, se encauza, desemboca. La poesía de Angel de la Torre dice, está diciendo. Tiene tanto que decir.