Entre ruidos de motor y
chirridos del cambio de marchas, la vieja camioneta ha salido disparada. Gil la persigue... Todavía afectado por el golpe que acaba de sufrir, no podrá atraparla y deberá dejar huir a su agresor, de quien sospecha que ha secuestrado a su mujer... Gil seguirá la pista y acabará por tender una trampa al maníaco que la toma con mujeres jóvenes cuyo aspecto recuerda, para su desgracia, el de la muñeca Barbie.