El posmodernismo se ve primero aquí en su superficie. La potencia del análisis sociológico de Lash desgaja luego el fenómeno en diversos aspectos hasta componer con estos un gran cuadro de conjunto que lo lleva a proponer una periodización sociohistórica donde quedan definidos la Ilustración, un período moderno temprano, el modernismo y el posmodernismo, dedicando particular atención a las transiciones que llevan de un momento a otro. Su mirada de sociólogo define la estética posmodernista y la correlaciona con prácticas sociales que son propias del actual capitalismo desorganizado.
Lash es generoso en el estudio de los aspectos analíticos; ofrece ideas originales sobre muy diversas cuestiones cuyos análisis cruza un cotejo entre la Teoría Crítica, hoy representada por Habermas y los pensadores del pos-estructuralismo francés: Deleuze, Foucault, Lyotard, Guattari. La trayectoria de ese cotejo recibe su luz desde Weber para culminar en una reapreciación de la sociología de Bordieu. Estos autores piensan la posmodernidad y Lash se esfuerza en mostrar la manera en que la posmodernidad se piensa en ellos.
Uno de los aportes más originales de Lash es su definición de la idea de cultura en teoría social. Impresiona, por fin, un diestro vaivén analítico entre razón sustantiva y razón instrumental, status y contrato, comunidad y sociedad, que dibuja ante nosotros la silueta de algo tercero que supera las polaridades.
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