Jesús no era cristiano. Nunca se proclamó Mesías. Era un hebreo observ ante que jamás hubiera imaginado dar origen a una nueva religión y muc ho menos fundar una «Iglesia». Para darse cuenta de esto basta leer co n atención y por entero el Nuevo Testamento. Es lo que hace este libro , en el que, desmintiendo la pretensión de historicidad de la dogmátic a y volviendo críticamente sobre los hitos fundacionales del cristiani smo, se presenta a Jesús como un profeta judío itinerante, un misioner o apocalíptico que anunciaba la buena noticia del próximo fin del mund o y del inminente triunfo del Reino.