Entre todos los personajes heroicos que protagonizaron nuestra Edad Media, sólo uno alcanzó fama y reputación europea; ese héroe es Rodrigo Díaz de Vivar, el llamado Cid Campeador. El Cid, el Tenorio y el Quijote son las tres grandes creaciones universales de la literatura española, aunque de estas tres creaciones literarias sólo una de ellas admite una biografía rigurosamente histórica. Pero al lado del Cid Campeador de la leyenda y los cantares existió otro personaje de carne y hueso, el verdadero Rodrigo Díaz de Vivar, el magnate castellano que, desterrado de su tierra burgalesa, con sólo su espada supo crearse un principado en Valencia, tan importante o más que alguno de los reinos cristianos coetáneos. Es el hombre a quien Ibn Bassam, musulmán hostil al héroe castellano, calificaba de "milagro salido del dedo de Dios que llevaba la victoria clavada en su bandera". Al celebrarse este año de 1999 el IX centenario de
la muerte de Rodrigo Díaz de Vivar queremos, lejos de la cidofobia de Dozy y la cidofilia del maestro Menéndez Pidal, rescatar aquí la verdadera figura de este héroe medieval, desnudo de leyendas y cantares, con los claroscuros de un caballero del siglo xi y ofrecer esta biografía construida únicamente con los testimonios históricos, tanto de cristianos como de musulmanes, que convivieron o pudieron convivir con el desterrado castellano.