El autor hace un recorrido por las fuentes primarias que han construid o el relato del Sáhara, que no son los saharauis, sino la bibliografía escrita sobre ellos. Algo sobre lo que ya nos advirtiera el historiad or palestino Edward T. Said en su obra Orientalismo. El relato saharau i ha sido acuñado por periodistas, exmilitares, novelistas, algunos pr ofesores y juristas internacionales y amigos de los saharauis en gener al, al lado de los cuales se encuentran, desde mucho antes que surgier a el conflicto, eminencias científicas como Julio Caro Baroja. No obst ante, esas lecturas permiten al autor conocer un territorio, formas de vida, diferentes tribus y una historia reciente, distorsionada por ju icios de valor que se empotran en el relato, confiriéndole intención y sentido. Es como si todos se hubieran puesto de acuerdo para contar u n parecido relato. Un auténtico metarrelato que exige que todas sus pa rtes estén perfectamente articuladas en pos de un fin que, además, res ulta estar ya escrit