La novela que tienen en sus manos es algo más que una historia; es una crónica social. Maribel, una joven viuda, está en el área de urgencias de un hospital de El Paso, Texas (Estados Unidos). El relato que va desgranando abre al lector a un rompecabezas donde magistralmente Alberto Ponce de León ensalza una simple historia de amor con el destino trágico que atraviesa la vida de la protagonista. Situada en Ciudad Juárez, región fronteriza de México, la novela recrea un día del verano del año 2010, cuando el tufo a pólvora y miedo se respiraba en sus calles. Maribel, la narradora, tiene una hija sordomuda de seis años —Daniela— con la que suele comunicarse a través de dibujos coloreados; y un novio juarense (Alfredo) que conduce un taxi entre semana, y el fin se convierte en el «Linterna Roja», arriba del ring. La vida de los tres da un giro inesperado cuando un funcionario de la ONU, de nacionalidad española, sube al taxi que conduce Alfredo con un misterioso retrato enmarcado de Pancho Villa. El retrato de Pancho Villa evoca las angustias de la llamada «Guerra contra las drogas», durante aquellos años negros que nadie quiere volver a vivir en la región; y nos recuerda que cada acción, por más sutil que parezca, genera un efecto dominó de repercusiones más que inesperadas. Dice Leonardo de Sciascias que “la seguridad del poder se fundamenta en la inseguridad de los ciudadanos”.