A menudo las personas recogen sus memorias entre las páginas de viejos diarios, que ajados y olvidados, acumulan el polvo sobre sus tapas durante años hasta que alguien, inesperadamente, decide leerlos. Y en un mundo habitado por millones de seres de miles de especies, ¿quién le iba a decir a Ragans que tan sólo un individuo de entre todos ellos habría escrito las palabras que necesitaba escuchar?Sólo esas páginas guardaban las lecciones que le permitirían algún día alcanzar sus más que ambiciosas metas y sin embargo, esas memorias escritas por otro ser, marcarían el inicio de su propia crónica en Gienah.