Héctor es cosmonauta. Hace muchos años que surca el Cosmos enfundado en un minúsculo cohete unipersonal, diseñado para viajar a una velocidad muy superior a la de la luz. Su misión, como la de otros millones de jóvenes cosmonautas que fueron lanzados en todas las direcciones hacia los confines del Universo, es salir de él. Ese descabellado plan responde a un propósito global llamado Second Chance Project, que está destinado a conseguir para una Humanidad en decadencia, que ha entrado ya en su agónica fase final, una segunda oportunidad. Siguiendo las indicaciones de los sesudos ingenieros que proyectaron la misión, Héctor viaja con sus constantes vitales y necesidades fisiológicas al mínimo imprescindible. Pero conserva su lucidez, eso sí.Todo lo que las circunstancias permiten. Su única actividad radica en llevar a cabo un cuaderno de bitácora en el que va registrando aquellas peculiaridades del vuelo dignas de ser tomadas en consideración. El resto del tiempo le da para aburrirse, recordar su vida y pelearse con Nic, el ordenador que comanda la nave. Para el cineasta Álex de la Iglesia –que comenzó siendo autor de cómics–, Pep Brocal construye con Cosmonauta “un cuento sólido y terrible sobre la condición humana, de una profundidad y sencillez apabullantes, como las grandes obras maestras. Una lección sobrecogedora de una nueva filosofía: el nihilismo alegre, el único inteligente. Pep nos enseña que las grandes verdades se entienden mejor con viñetas”.