Francisco nace en 1506 en el castillo de Javier (Navarra) y muere en u na isla del mar de China en 1552, agotado tras diez años de febril act ividad como misionero.
Sus itinerarios de este tiempo podían dar v arias vueltas al mundo.
Una muestra de superación y valentía para quien sólo disponía de sus pies. No era Francisco un trotamundos; la r azón de sus largas singladuras y caminatas era su decisión de «ayudar al prójimo» en la más profunda de sus necesidades y carencias, cual er a el desconocimiento de Dios y de su enviado Jesucristo.
Nunca se echó atrás por difícil o arriesgada que fuera la empresa.
Y su sec reto era que había puesto totalmente su confianza en Dios.