A Bernadette Soubirous se le apareció una bella señora en una gruta de las afueras de Lourdes, cuando iba a buscar leña. La señora la citó v arias veces consecutivas
y le fue revelando poco a poco su mensaje y, finalmente, su nombre: la Inmaculada Concepción.
Bernadette, p rácticamente analfabeta, pero muy piadosa y poseedora de una gran vale ntía, tuvo que sufrir mucho. Casi nadie la creía, pero ella mantuvo un a firme lealtad y mostró sinceridad al transmitir el mensaje de la Señ ora.
En 1862 la iglesia católica dictaminó solemnemente la veracid ad
de las apariciones. Pronto estuvo levantada una basílica
en honor a la Señora.