No es descabellado describir la brujería como un culto popular que ha logrado subsistir a pesar de las persecuciones que sufrió, lo que ha llevado a algunos autores a sostener que al hablar de brujeria estamos nombrando los vestigios de una religión más antigua que todas las que consideramos conocidas. Las disciplinas humanísticas contemporáneas mantienen una posición de rechazo escéptico ante estas prácticas, pero, sin embargo, han intentado estudiarlas desde la biología, o la psicología, la antropología y el folclore.