Un aluvión de recursos y efectos escénicos se suceden en esta obra de múltiples personajes y espacios donde la escenografía del drama romántico despliega toda su potencialidad. En manos del Duquede Rivas, la palabra adquiere una enorme variedad de matices, trsladándonos con sorprendente habilidad desde los ambientes costumbristas más populares, en que la prosa normalmente asume el protagonismo, a la armoniosa y elegante musicalidad del verso.