En 1942, Lawrence Pritchard Waterhouse, genio matemático estadounidense, colaboró con otros especialistas en descifrar los códigos secretos de las potencias del Eje. Sesenta años más tarde, su nieto Randy, un brillate cripto-hacker, proyecta crear un paraíso de datos y el mayor exponente de la libertad informática: la Cripta. Si las matemáticas de los primeros criptoanalistas se vieron sometidas a las necesidades de la Segunda Guerra Mundial, la Cripta está condicionada por las leyes y normas de las altas finanzas internacionales y la infotecnología. Esta obra, con su ironía y amenidad, es a la criptografía y la narrativa ciberpunk lo que El Señor de los Anillos es a la magia y la fantasía. El Criptonnomicón es un ciberthriller y el nuevo libro de culto de los hackers.