Peter Parker y
Spider-Man, la incógnita, el eterno dilema. El jovencito apocado y su alter ego audaz, imparable. Y la responsabilidad, el peso de los propios actos, la sombra de la culpa... Material clásico, del que conforma no ya los sueños, sino la vida misma. Una perfecta metáfora de la adolescencia. Y la aventura, la velocidad, la adrenalina: balancearse entre los rascacielos, enfrentarse a las sombras a pie firme, a golpes, sin perder la sonrisa...
Camuflarse en la ironía, disfrazarse de quien quisiera uno ser... y soñar cada dia con Gwen, con todas las Gwen.