1911. Un puerto pesquero a orillas del océano. Hace muy buen tiempo cuando llega el ingeniero encargado de dirigir la construcción de un faro en el mar. El joven inexperto, orgulloso de sus conocimientos y de su estatus, se muestra entusiasta. Está seguro de que su primera obra se edificará a buen ritmo. Pero tropieza con la indiferencia arisca de los nativos del lugar y con la furia de los elementos, cuyos ciclos y potencia devastadora desconoce por completo. Las obras se eternizan. Su determinación se desmorona al compás de los terribles meses de aburrimiento y de soledad mientras, en alta mar, los violentos ataques de las olas y del viento destruyen el esbozo del faro...