Este libro constituye el tercero de la trilogía de esta autora, cuya meta es tratar de contribuir a mentalizar a los padres de niños con dificultades de aprendizaje y/o de adaptación escolar y a los profesionales que, de un modo u otro, tienen la responsabilidad de ayudar a esos niños a superar sus dificultades acerca de las graves consecuencias que los errores de diagnóstico y tratamiento de dichas dificultades tienen, no sólo para la escolaridad del niño, sino además para su futuro profesional y, con ello, para su proyecto de vida.
El primer libro de la trilogía ("Los cajones desastre") está dedicado a alertar de las graves consecuencias que tiene para todo paciente (y, en el caso que nos ocupa y de modo especial para los niños) el hecho de que se les asigne una etiqueta común y se les proporcione un tratamiento "para la etiqueta" que, en ningún modo, sirve para ayudar a un niño individual a superar sus dificultades.
El segundo libro ("Cuando la dislexia no es dislexia") trata de profundizar de modo especial en el tema de la dislexia, que es quizás el cajón desastre más extendido entre nosotros. Por ello, el libro se centra en el abismo (de no menos de cuarenta años) que separa lo que se está haciendo en España en relación con la dislexia, y los conocimientos acumulados sobre el tema por la psicología cognitivo-experimental (incluida la psicolingüística) y la neurociencia cognitiva, tanto generales como evolutivas.
Este tercer libro tiene su origen en un artículo, que cayó recientemente en mis manos, en el que se habla de otros cajones desastre que yo había olvidado hacía tiempo en virtud de sus planteamientos erróneos y de los que no había vuelto a tener noticia. Intrigada por el tema, y sensibilizada como estoy acerca del gran perjuicio que todo cajón desastre causa a los niños encerrados en él, decidí profundizar en el asunto, para tratar de comprender las razones de su vigencia en pleno siglo XXI, a pesar de todos los errores que los sustentan.
Lo que encontrarán es un análisis científico del fundamento teórico y metodológico de dichos cajones desastre a la luz de los conocimientos acumulados por la neurociencia cognitiva evolutiva a lo largo de las cuatro últimas décadas.