«¿Y si organizamos un concurso literario?». De esa frase que sonó en el seno de unas tertulias literarias allá por el 2006, al libro que hoy tenemos en nuestras manos, pasaron algo más de 1.100 relatos de casi 1.000 autores diferentes que van desde amigos que se acercaron en silencio y dejaron su relato en la pila sin decirnos nada, a sobres que por lejana o impericia de los servicios postales llegaban con tres meses de retraso desde la otra parte del mundo; pasaron las ilusiones, las emociones, los descargos, las confesiones, las reservas de esos escritores que desde el anonimato pueden ser nuestros vecinos, el conductor del autobús 51 o el profe de mates del instituto del pueblo. Y a ellos se debe esta antologa, no solo a los 28 cuentos que reunimos y que volvemos a reconocer, sino a los que fueron alimentando nuestra utopa año tras año, contribuyendo a este enorme sueño que es la literatura.