Un título como La mente o la vida puede sugerir una dicotomía quizás e xcesivamente drástica, pues insinúa que ambas cosas (pensar y vivir) s on incompatibles. Es cierto que esto no siempre es así, pero, por desg racia, para muchas personas acaba siendo una completa realidad. En oca siones, nos enredamos de tal manera en nuestros pensamientos y juzgamo s, valoramos e interpretamos tanto las cosas, que nos impide disfrutar de las satisfacciones mundanas y valorar cabalmente la magnitud de lo s sucesos desgraciados a los que todos estamos expuestos. Pero este l ibro no enseña a vivir y no da recetas para alcanzar la 'tranquilidad de espíritu'. Hoy en día está de moda la felicidad rápida de manual. E s una nueva versión del timo de la estampita. El pobre anthropos, el p obre mono evolucionado, agobiado con las letras de la hipoteca, angust iado con una biopsia que tal vez sea maligna, disgustado con su madre política, abrumado con una posible 'jubilación anticipada' y, encima, desilusionado con su