El duende Balambalá era pequeño como un dedal, pero era capaz de adopt ar la medida de un enano para hablar con los humanos. Un día el duende , que se había dedicado toda su larga vida a guardar tesoros, empezó a sentirse aburrido. La gente ya no se adentraba en los bosques a busca r tesoros y no tenía trabajo. Empecinado en sentirse útil, Balambalá e mpieza a buscar un nuevo trabajo.