La narración arranca en 1716 en los pueblos de Pasajes (Guipúzcoa).
Cuatro amigos adolescentes reciben la instrucción escolar del párroco de la Villa. Tres de ellos querrán continuar con la profesión de sus antecesores: uno querrá construir los grandes navíos de guerra que allí se fabrican; otro comerciar con otros lugares y el tercero ser marino en la Armada del Rey. El cuarto aspira al ascenso social que puede proporcionar el ingreso en los ejércitos reales.
La narración se inicia con el relato de los avatares de la juventud de los cuatro, en la que se unen personajes y situaciones sobre los fondos de los distintos hechos históricos que suceden entre 1716 y 1728: Campañas de Cerdeña y Sicilia, el asedio francés a Hondarribia, las penosas condiciones de las travesías del Atlántico, las dificultades de las rutas comerciales en las que cada negocio se convierte en una aventura y la exploración y la dureza de los presidios españoles en las fronteras americanas del norte de México.
A lo largo de más de ochocientas páginas se expone al lector un sencillo entrelazado de lugares, aventuras, sentimientos e historias de superación en las que un ciudadano común puede convertirse en un héroe y un héroe en, sencillamente, un ser que trata de continuar vivo.
Las emociones e ilusiones de los protagonistas en contraste con las vilezas de la condición humana son algunos de los elementos que compondrán la lógica del funcionamiento de un imperio que se deshace, la de la evolución moral previa a la ilustración, la del desarrollo tecnológico en su época y la del progreso de las rutas comerciales.
A través de los personajes, el lector va a obtener una visión general de diferentes vidas corrientes en una época cuya historia es prácticamente desconocida y que, sin embargo, ofrece una riqueza humana libre de estereotipos que, en algunas ocasiones, invita a la reflexión.