El joven Alvaro Arroyo se ve obligado a abandonar a medianoche el tren que lo lleva a casa. En esta interrupción repentina de su viaje se abrirá ante él la inmensidad de la noche en una ciudad desconocida. A partir de ese momento vivirá una aventura jamás imaginada, con la trata de blancas como telón de fondo. En su recorrido nocturno conocerá a personajes singulares. Algunos, como sombras atadas a su propia existencia, no son más que réplicas del angustioso pasado que lo persigue. El devenir de esa noche llevará a nuestro personaje a un abismo existencial, donde pugnarán su ingobernable y tumultuoso pasado, incapaz de afrontar, y la cruel realidad que lo conduce al oscuro mundo que capta inocentes chicas en países lejanos para su explotación sexual. La noche que no tenía final, construida a través de una escritura dinámica, armoniosa e intimista, nos ofrece una interesante reflexión que oscila entre los sueños y las frustraciones, entre los deseos y los infortunios, como si a través de ella encontráramos el espejo capaz de devolver esa inquietante imagen de nosotros mismos