Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frene lista y desembarazada, de alegres ojos y de nariz curva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata que no ha veinte años fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis y esos, mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño; la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies;